Hace tiempo que no te veo ... [Athenadoroa]

- No tienes ni idea de nada.

Me limpié las lagrimas de mi piel con un pañuelo sacado de mi bolsillo, no obstante mi camisa ya se había manchado de sangre.

Hice unas respiraciones tranquilas para luego dar un puñetazo en la pared y calmarme un poco mas, tomé una rosa roja de las que siempre tenia probista su torre, la olí y la tomé, tras ello me encontré mejor asi que volví mi vista a sus ojos para continuar el encuentro, deseé morir ... pues era tanto el sufrimiento que veia en su mirada que casi sentía que me hacía añicos.

- Precisamente porque eres el mayor de mis tesoros estas encerrada en esta torre ¿o es que sabes de algún tesoro que se exponga publicamente? te dejo vagar por el castillo siempre y cuando no vistas como una fulana ... incluso te permito salir a la ciudad con guardias, con una buena cantidad de ellos ... ¿Pero fuera de Volterra?

Apreté la mano que sostenia la rosa y esta cayó petalo a petalo sobre el frio suelo de piedra que recubría toda la estancia, quedo cuasi poético.

- Tiempos dificiles corren, mas dificiles que en el pasado ... nuestro nombre no es oido y aclamado y sé de lugares donde daban recompensa a aquel que consiguiera separaros de mí, para siempre, mediante vuestra muerte ... he podido destruir unos cuantos pero no todos ... prefiero destruir esos lugares antes que hablar sobre nuestros problemas pues si no los destruyo tu muerte podría acelerarse y será que no soy tan culto como vos pero prefiero conservarte viva aunque ello suponga verte menos ...

Dejé caer el tallo de la rosa al suelo, bajé la mirada viendo como caia contra el piso y luego la levanté sobre su figura, para detenerme de nuevo en sus ojos.

- Y si que apestas querida ... apestas a Forks.

Emití un súspiro y volví a sentarme, indicando con un gesto que se sentase a mi lado, súspire.

- Sé que es duro pero te prefiero mil veces viva y segura que fuera de la seguridad de la ciudad, quizás si tuvieramos mas territorio seguro ... quizás ...

Me perdí en mis pensamientos, quizás debiera comprar mas viviendas, ampliar la guardia, conquistar mas lugares ... así ella podría ver mas mundo.

Ladeé la mirada al notar al matiz casi al borde del llanto de su voz, luego noté como se sentaba mientras que la escuchabam yo también queria viajar con ella, enseñarle el mundo, la belleza de este ... quería mostrarle que había sido ahora de aquel pueblo que la vió nacer, quería mostrarselo todo ... Súspire.

- Dime que has hecho Athenadoroa ... dime porque hueles a algo más que a humedad, húmanos y Demetri ... dime porqué escucho rumores a mis espaldas y porqué tú, mi reina de Volterra es mencionada como una vulgar concubina en las charlas de la guardia ... dime porque Aro me sonrie tan sospechosamente ... estoy cansado de no recibir respuesta y mi paciencia tiene un límite Athenadoroa ...

Esta semana había sido horrible en ese sentido, escuchando rumores sobre la huida de mi reina, de que jamás volvería, claro que hice pagar con muerte a la gran mayoría por tales difamaciones pero empezaba a enloquecer al tercer día y a su vuelta todo había empeorado, las guardias que mas recientemente se habian unido al clan la acusaban de adultera y de facilona, otras voces de traidora, había incluso rumores de que había tenido trato con chuchos ...

Acarició mi mejilla y casi sentí estremecerme ante ese mínimo gesto, la escuché ... estaba dispuesto a escuchar cualquier cosa, era mejor que atomentarse en la ignorancia.

- Empieza a relatarla Athenadoroa ... no te mataré ... sabes que eso no podría hacerlo, pero tampoco prometo impúnidad ... y recuerdame que jamás te haga prometer nada ...

Una reina se caracterizaba por su dignidad, su inteligencia, su poder y su orgullo, prometer algo que luego fué incapaz de cumplir le restaban todas esas cualidades, de un tajo.

La seguí con la mirada, sin evitar pensar que quizás era la criaturas mas hermosa que jamás conocí a lo largo y ancho de este mundo, escuché las primeras palabras de su relato, me daba la espalda ... chasqué la lengua y guardé silencio mientras incaba las uñas de una mano en el sofá, destrozándolo un poco.

La miré escuchando con atención la historia, me imaginaba que era lo siguiente que me diría, que como una quinceañera se había encontrado con él y había caido en sus brazos como una mosca se posa sobre el extiercol llevandose su olor a allá a donde vaya, no obstante quería oirlo de sus labios, la sola ídea me destrozaba por dentro ... parecía calmado, menos mal.

- ¿Y ahora?

Dolía, podía sentir una fuerte presión sobre mi pecho, ansiedad.

Intenté relajarme, contener la rabia, este era el momento de suavizarse para no perder aquello que estaba amenazado, mi pequeña y dulce reina ... no deseaba perderla.

- Athe ... todos cometemos errores, incluso una mente como la tuya ... ¿si solo los transformaste que hay de malo en eso? no será el último o el primero que quiera alzarse contra nosotros ... y tú y yo, simplemente yo te amo Athenadoroa ...

Me levanté y caminé hacia ella, a unos pasos de su espalda, sentía como moría a cada instante pero debía soportarlo, ya pagaria mi rabia contra ese insolente.

- No te preocupes preciosa ... acabaré con él ahora mismo si lo deseas, no quiero que te sientas insegura, ningún asqueroso plebeyo tiene tal derecho.

Se giró y agarro mi camisa como una niña pequeña agarrando su mantita predilecta para sentirse mas segura, escuché su petición y le sonreí levemente, casi imperceptible.

- No le tengo miedo a ese pobre ingrato, puedes seguir saliento si lo deseas que si viene aquí lo dejaré, no lo mataré si es eso lo que deseas pero no saldrá impune, no tiene ningún derecho de salir airado de la cuestión ...

Intentar quitarme a mi bella reina, robarme lo único que realmente me importaba, era algo demasiado doloroso, si quería el trono me era indiferente pero mi preciosa ... eso era algo distinto, por ella estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso dejarme avasallar en una batalla, dejarme morir lentamente aúnque un mero puñetazo mio pudiera dar la vuelta a la pelea ... por ella simplemente, de una forma que ella desconocía moría.

Le levanté el rostro y besé su frente con cariño.

- Solo te pido algo ámada mia ... no quiero que salgas sola ... bajo ningún concepto, imagina que ese loco intenta secuestrarte ...

Apreté el puño, era una ídea que se me hacia horripilante.

- Entonces nada podría pararme ... y lo sabes.

Colocó su mano sobre la mia, casi parecía una niña la de ella en diferencias, me tranquilizó levemente pero el agujero de mi pecho no hizo más que aumentar.

- No lo entiendo ... pero si lo deseas no le atacaré, solo espero que el sea capaz de dedicarse a otras labores que no sean molestar a mi esposa o a mi Clan pues juro que si algún día el osa atacarnos no me contendré lo más minimo a la hora de arrancarle la cabeza, quemarla y enterrar sus cenizas ... no me contendré ...

Miré el infinito durante unos sgeundos, pensativo ¿que me depararían las nuevas lluvias? ¿la tormenta caería sobre mí o solo pasaría hasta otro objetivo?

Tras escuchar sus palabras caminé quitándola de delante mia y me acerqué a la ventana, el sol se filtraba por esta acentuando mi áspecto de ángel, mis cabellos, mi piel y mis ojos se blanquecian aún más de mánera exagerada, casi parecia caído del cielo.

- Si fuiste capaz de romperme una promesa estoy seguro de que serás capaz de romperlas a él, por el que siquiera sientes algo más que sentimiento maternal ... lástima que te dé ahora por jugar a la madre protectora con tus creaciones y nó antes de decidir venirte conmigo y pertenecer a esto, incluso creo que serías mas feliz amamantando a Damon y cantándole una nana que siendo la reina de toda tu raza en este magnifico lugar ...

Reí con burla, ella siempre se había pasado de dulce e indefensa pero esa fáceta suya de super mamá protectora jamás la había visto, acabé sonriendole.

- Las cosas no se arreglan peleando, incluso yó que amo la batalla lo sé, podremos pelear, llenarnos de arañazo y arrancarnos articulaciones sin tón ni són pero la verdadera batalla está en tu cabeza ... tu eres la que decide que hacer con tu vida, no eres un trófeo que ganar en una pelea, al menos nó a mis ojos.

- Obviamente Athenadoroa ... no sé asalto de qué pero has visto a tu creación, rompes una promesa echa a tu propio esposo, traicionas a tu familia, haces que el enemigo se salga con la suya y te expones a que ese perturbado hijo tuyo te aleje de tu reino ... no es un comportamiento apropiado para una reina, siquiera para una guardia y si no demostrara quererte ese chisgarabís ya estaría muerto por osar perturbar mi paz ... y tú desterrada, a La Push con los lobos para que se te comieran viva ... que es lo que realmente te mereces ... que un montón de perros sarnosos te coman viva ... ¡pero nó, yo no tengo sentimientos! ¡yo siquiera me molesto en protegerte! ... si alguien de esta sala siquiera demuestra que posee aúnque sea un corazón marchito eres tú ... parece que solo buscas mi protección, mis abrazos ... pero no he visto ni un ápice de cariño en tí, te comportas como una doncella en ápuros, como una dócil señorita que olvidó el significado de la pasión hace mucho tiempo atrás ... anda y que te dén Athenadoroa, yo no necesito verte cada día pero quizás pido demasiado al querer un mero beso de tus labios ...

Nunca ví bien que fuera el caballero quien besara a la dama, que fuera él quien posara sus labios sobre la mujer sin siquiera esperar su consentimiento, yo siempre había preferido que fueran ellas las que escojieran si deseaban entregar sus labios o su cuerpo, no yó.